Y un suave tacto se apodera de tus manos.
Un lunar, dos y tres. Y forman el triangulo perfecto para iniciar la parte derecha de la espalda.
El hueco de la espina dorsal, subiendo. Y en la parte derecha, un ala, dos...y seis patas.
Ya sabes donde estas.
Buscas el tacto metalizado fino que rodea el cuello, y lo encuentras.
Lo observas, como si fuera la primera vez.Como si fuera nueva. Y dos cm mas arriba, una melena un tanto alborotada. Sigues curioseando.
Un lobulo de oreja que quieres besar,y unos labios que se te antojan finos pero jugosos. Una perilla, y vuelta al cuello.
Y los hombros, fuertes y delicados. El pecho con la forma perfecta para ti. Te encanta. Y llega la tripa. Esa que tantas cosquillas da.
Y escondido, el ombligo.
te topas con una prenda, suave, pero te gusta mas el tacto de la piel, es mas sincero. Te deshaces de la prenda, y ahi está, la cadera, el puvis, el incio de la pierna,los muslos, fuertes y ágiles.
Unas rodillas pronunciadas, que hablan de lo mucho que han sufrido en el camino, y las besas, para que sepan que vas a cauidar de ellas. Esos gemelos, que casi se te hace imposible tocarlos...dichosas cosquillas... y de ahí hacia abajo, poco puedes tocar, pues las cosquillas evitan su roce.
Vuelves la mirada hacia arriba, recorriendo todo lo que tus manos y tus labios han recorrido antes. Y sus ojos te miran, penetrantemente. la esquivas, y sigues a lo tuyo.
Como deseas que esos ojos te desnuden, que te miren con pasion y te hicieran sentir que no existe ni un ayer ni un mañana. Solo existe ese momento. Solo existen dos personas.
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