sábado, 26 de noviembre de 2011

nunca hacia atras

Y ella corrió, a una velocidad que jamás creyó que sus piernas pudieran lograr. Corrió hasta que miró hacia atras y ya sólo veía oscuridad. Entonces, cayó en seco. Estaba casi afixiada de tanto correr. Volvió a mirar atras, y una vez que se aseguró de que nadie la veía, empezó a llorar, como hacía mucho que no lloraba. Lloró y lloró, hasta que se le secó el corazón. Entonces, sólo entonces, pudo continuar su camino. Sin ayuda. Sin correr. Sin llorar.

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